02 septiembre 2012

Reflexión


DOMINGO III DEL TIEMPO ORDINARIO 
Reflexionemos en la Palabra que Dios nos presenta hoy. San Pablo nos explica cómo por el bautismo somos un solo cuerpo que es la Iglesia. Nos enseña que cada uno somos un miembro del cuerpo que es la Iglesia. Nos enseña que cada uno somos un miembro del Cuerpo de Cristo y que cada miembro tiene un oficio, una misión distinta en ese cuerpo, pero que todos esos trabajos o ministerios aunque son distintos, han sido dados por un mismo y único Espíritu, y para formar un solo cuerpo, un solo pueblo, una sola comunidad, una sola familia que es la Iglesia. Nos invita a estar unidos a Cristo y dejar que los distintos carismas que hemos recibido edifiquen la Iglesia que continúa con la obra de su Salvador. Es una gran enseñanza sobre la NECESIDAD DE TRABAJAR UNIDOS, DE SER MIEMBROS VIVOS  de la comunidad sin divisiones, ni peleas.

En el Evangelio de San Lucas, tenemos a Jesús celebrando el día de descanso como lo hacían los Judíos, haciendo oración, leyendo y explicando la Palabra de Dios.  Se nos muestra a Jesús como el consagrado, el Ungido por el Espíritu de Dios para anunciar la buena noticia del Reino de Dios.  También nosotros fuimos consagrados por el Espíritu en el bautismo y en la confirmación, para formar parte del Cuerpo de Cristo y para anunciar y celebrar la Palabra de Dios en el día especial de la semana que es el día del Señor. La Palabra del Señor debe convertirse en el eje fundamental de nuestras vidas; su mensaje de salvación tenemos que hacerlo vida.

Que esta celebración nos ayude a valorar el día de la comunidad cristiana que es el domingo.  En este día nos alimentamos con la amistad, con la oración, con la Palabra de Dios y con la  Eucaristía (siempre que podamos), para fortalecernos como comunidad y para reforzar nuestro compromiso de ser miembros activos de la Iglesia que es el Cuerpo de Cristo, y que nos lleve a replantear nuestra manera de participar en cada uno de los Sacramentos, que decimos celebrar.

20 mayo 2012

CATEQUESIS


Vamos a seguir reflexionando sobre algunos aspectos de nuestra Liturgia para que , como lo hemos repetido, nuestra celebración activa y consciente  nos sea más provechosa. , ahora  veamos los “ lugares de la celebración”  :

El Templo : Es el signo de la Iglesia, ésta es el Pueblo de Dios. La palabra “Iglesia” significa el pueblo convocado y reunido por el Señor, por eso llamamos Iglesia  al lugar donde se reúne ese Pueblo, Además en nuestro templo de ordinario está  sacramentalmente presente Jesucristo en el Sagrario, En ese misterio de amor, con el que nos muestra su cercanía.

En el templo podemos distinguir lo que hemos llamado “lugares de la celebración”, tenemos:
El PresbiterioEl presbiterio, como su nombre indica,  es el lugar de los presbíteros (sacerdotes). En el Presbiterio se se encuentran  el Altar, El Ambón, La sede, desde este lugar el sacerdote realiza su triple ministerio:·Profético : Desde el Ambón proclama la Palabra de Dios y la concreta par la vida de la comunidad, en nombre de Jesucristo.
Sacerdotal: Celebra los sacramentos y en especial la Eucaristía en el altar.
Real: El sacerdote  preside la comunidad en nombre de Cristo desde la sede.
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La nave del templo ,En la que está el lugar de los fieles y el del coro.  ( Hay otros lugares  ya sea en el templo o junto a él y  de los que también vamos a ocuparnos, El Sagrario,  El Lugar de la Reconciliación, El Bautisterio,  La Sacristía.


P.  Carlos Albeiro Velásquez, C.M.